Auguste Rodin

Seguía sin triunfar como escultor, lo que consiguió al fin en 1881, cuando presentó en el Salón San Juan Bautista predicando. Entonces recibió la gran petición de su vida: las puertas monumentales del futuro Museo de Artes Decorativas de París, que nunca llegaron a realizarse, si bien se fundieron en bronce en 1928 gracias a un admirador del artista, y para las que Rodin esculpió una de sus obras maestras, El pensador.
Cuando todavía trabajaba en los modelos de las puertas, aceptó el encargo de levantar el monumento de Los burgueses de Calais, una obra de dramatismo contenido. Fueron éstos sus años de máxima creatividad, con obras como El beso, entre otras, que han llevado a considerarlo el principal escultor impresionista, junto con el italiano Medardo Rosso, por sus estudios texturales y lumínicos. Con posterioridad, siguió creando obras de inspiración personal, pero se centró en los retratos y en la realización de monumentos públicos, tales como los dedicados a Victor Hugo y a Balzac.
Estas son dos de sus esculturas más famosas:
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